miércoles, 18 de febrero de 2015

El peligro de estigmatizar las enfermedades mentales en los colegios

El miedo de ser discriminados lleva a que estudiantes y profesores con este tipo de trastornos decidan callar sobre su condición. Por eso es necesario que las instituciones educativas propicien un ambiente comprensivo para discutir este tema.


“Los trastornos mentales en Colombia afectan especialmente a niños, adolescentes y adultos jóvenes, situación que empeora en gran medida el pronóstico, la productividad académica y económica de la población y, en últimas, el capital global, que incluye los factores personales, simbólicos, culturales y relacionales. Estos trastornos se inician entre los 9 y los 23 años”, sostuvo el médico psiquiatra José Posada, en un editorial para la revista Biomédica del Instituto Nacional de Salud. El hecho de que las enfermedades mentales se manifiesten a una temprana edad implica necesariamente un reto para los colegios y las instituciones educativas, pues deben enfrentarse al tema sin caer en la estigmatización.

El periódico británico The Guardian realizó un chat en vivo sobre cómo combatir el estigma de la salud mental en los colegios y afirmó que es fundamental propiciar ambientes comprensivos para discutir sobre este tema sin estigmas. “Crear una cultura abierta alrededor de los trastornos mentales y combatir la discriminación es vital”, afirmó el diario. Para los jóvenes que padecen este tipo de enfermedades como ansiedad y depresión resulta muy difícil compartir lo que les sucede con sus amigos y compañeros. De hecho, un entorno discriminatorio puede derivar en que los estudiantes no quieran asistir a clase e incluso en que ciertas enfermedades no se diagnostiquen.

De acuerdo con la campaña Time to Change, el 77 por ciento de los jóvenes con enfermedades mentales en el Reino Unido dejaron de ir a clase. El 24 por ciento de ellos no asistió por miedo a lo que las demás personas pudieran decir, y un 15 por ciento porque fueron víctimas de matoneo escolar. De las 3.000 personas que esta organización entrevistó, el 31 por ciento aseguró que la gente usaba contra ellos un lenguaje despectivo y los denominaban “locos”, “mentales” y que “buscaban llamar la atención”. Para Jenny Taylor, miembro de Time to Change, la cultura debe permitir un diálogo sobre los trastornos mentales antes de que los estudiantes empiecen a faltar a clase: “Si una persona joven se rompe una pierna entraría a su salón de clases y le contaría a sus amigos y profesores, pero cuando se trata de problemas de salud mental hay un silencio por el estigma y por la preocupación de sufrir matoneo”. 

Para el periodista Matthew Jenkin no basta con educar a los profesores sobre enfermedades mentales, también se debe empoderar a los estudiantes para que ellos entiendan y se apropien de la importancia de construir un ambiente seguro para tratar este tema. ¿Cómo hacerlo? El primer paso podría ser derribar el tabú que se cierne sobre los trastornos mentales. The Guardian recopiló cinco estrategias que se pueden implementar en el salón de clases: hablar sobre salud mental y apoyar a los estudiantes que estén atravesando situaciones difíciles; combatir el lenguaje discriminatorio y evitar términos peyorativos; tener los ojos muy abiertos porque muchas enfermedades no son obvias ni evidentes; motivar a los niños para que compartan sus historias con sus compañeros; y no apartarlos más del grupo. 

Los estudiantes no son los únicos que callan sobre sus trastornos mentales. Según el reporte de la Asociación de Profesores y Catedráticos en Reino Unido, más de un tercio de los maestros, el 38 por ciento, aseguró que hubo un aumento en el número de colegas con problemas de salud mental. El 68 por ciento nunca le comentó a su jefe directo, y el 40 por ciento mantuvo su condición en secreto y no tocó el tema por miedo a parecer débil y vulnerable. De ahí que ellos también se beneficien de un entorno en el que prime la confianza para que puedan compartir sus preocupaciones y las de sus alumnos sin ser juzgados.