lunes, 27 de abril de 2015

A qué edad es recomendable dejar a nuestros hijos participar en las redes sociales

A qué edad es recomendable dejar a nuestros hijos participar en las redes sociales

Los niños y adolescentes “nativos digitales” se manejan en el entorno digital con una soltura de la que muchos de nosotros carecemos. Por eso, a la hora de ponerles límites, es fundamental interiorizarse sobre el funcionamiento de las redes sociales.
Para nuestros hijos, las redes sociales son mucho más que un pasatiempo. Constituyen una de las principales vías de socialización, ya que los encuentros y los intercambios con sus amigos se dan cada vez más pantalla de por medio.
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Por eso, no debemos caer en el error de prohibirles el acceso a Internet. En primer lugar, porque ello llevaría a inevitables trasgresiones. En segundo lugar, porque puede traerles dificultades en el vínculo con sus amigos. Sí debemos estos 3 aspectos claves:
  • Asumir la responsabilidad de estar al tanto de lo que hacen cuando utilizan Internet;
  • Hablarles de los peligros de las redes sociales;
  • Y controlar que las usen de manera adecuada según su edad.

Cuándo es demasiado pronto usar las redes sociales

Los chicos de hoy tienen acceso a dispositivos como ordenadores, tabletas y móviles, los cuales utilizan para jugar. Muchos niños en edad escolar incluso tienen perfiles en diferentes redes sociales sin que estemos al tanto sus padres, que no dominamos como ellos las nuevas tecnologías. Y esto es grave. Si bien los propietarios de las redes sociales como Facebook, Twitter, Tuenti, etc. suelen incluir políticas de uso que restringen el acceso a los menores de 14 años, los controles que realizan las propias redes son escasos y cualquier niño puede abrirse un perfil cambiando su fecha de nacimiento.
Con menores de 12 años que carecen de la madurez para decidir qué hacer público, no debemos bajar la guardia. Es fundamental que los acompañemos cuando utilizan Internet y que conversemos acerca de los peligros que los acechan: depredadores virtuales, acoso cibernético y robo de datos, entre otros. Los padres somos quienes debemos proporcionarles pautas para una navegación segura y que, más adelante, los preparen para utilizar sin riesgos las redes sociales.

El comienzo de la adolescencia

Entre los 12 y los 14 años, Internet pasa a ser mucho más que un juego para nuestros hijos, ya que se convierte en la vía de comunicación con el grupo de pares. Dejar a los niños a su libre albedrío en las redes sociales está penado por la ley en España, ya que en teoría los padres deberíamos previamente consentir cualquier publicación o divulgación de datos que haga un menor de 14 años. En lo posible, antes de esta edad todavía debemos impedir que se creen perfiles en una red social, salvo las destinadas a los niños.
Y aun si consideramos que nuestro hijo es lo suficientemente maduro como para manejarse en Internet con cierta autonomía, debemos advertirles acerca de, por ejemplo:
  • No publicar nunca datos personales;
  • No hacerse amigo de desconocidos (que pueden estar falseando su identidad) sin que nosotros estemos al tanto;
  • No proporcionar números de tarjetas de crédito sin previa autorización nuestra.

Cuando pasan la barrera legal

Los adolescentes de entre 14 y 16 años ya pueden utilizar redes sociales con o sin permiso nuestro. En general, ya cuentan con criterios de uso que les permiten una navegación más libre y segura. Sin embargo, no están exentos de riesgo. El principal es que desarrollen una adicción a las nuevas tecnologías, al punto que estas les quiten tiempo para el estudio y las relaciones sociales en la vida real. Como padres, podemos ayudarlos reglamentando tiempos de uso del ordenador, así como conversando para reforzar las pautas de seguridad.
Nuestros hijos mayores de 16 tienen un dominio de la tecnología similar al de cualquier adulto, e imponerles reglas y controles como a sus hermanos menores ya sería caer en la sobreprotección. Podemos recordarles que estamos para ayudarlos para lo que nos necesiten, también para problemas que puedan encontrarse utilizando una red social.