lunes, 20 de abril de 2015

Televisión con alto contenido erótico: ¿permitir o censurar?

Televisión con alto contenido erótico: ¿permitir o censurar?

Es sabido de todos que, en el transcurso de los años, los medios de comunicación en general, pero en particular los medios audiovisuales como la televisión, han experimentado cambios sustanciales en cuanto a sus contenidos. De este modo, se ha pasado de una época en la que, tanto en la pequeña como en la gran pantalla, predominaba el recato y se difundía un mensaje moralizante y defensor de las «buenas costumbres», a un período en el que proliferan escenas de contenido erótico, por lo general, combinadas con otras altamente violentas. Ante estas imágenes, los más pequeños de la casa suelen quedarse embobados, impresionados por escenas salpicadas de sangre, mezcladas con otras que exhiben un erotismo desbordado. Su impacto emocional es inevitable. Por ello, en estos casos la intervención de los padres es de primordial importancia.

¿Permitir o censurar?

Cada pareja debería establecer unos criterios comunes sobre la actitud que debe adoptar en relación a la presencia de escenas de contenido erótico en la pequeña pantalla. Obviamente, su decisión dependerá en gran medida su grado personal de permisividad; aun así, deben tener presente que un niño no tiene la capacidad que tienen ellos de interponer un distanciamiento crítico ante lo que ve. También puede pasar que padre y madre difieran en sus criterios y no logren llegar a una decisión consensuada: de este modo, lo que uno permite, el otro lo censura, estableciendo criterios contradictorios que no harán sino confundir todavía más a su hijo.
Dentro de la permisividad que cada pareja decida aplicar al consumo de este tipo de escenas, hay unos consejos básicos que conviene que tengamos en mente a la hora de tomar decisiones al respecto:

  • Aunque los padres dispongamos de poco tiempo para compartir con vuestros hijos, es recomendable que limitemos el tiempo que nuestros hijos dedican a ver la televisión y que intentemos estimularlos a realizar actividades más creativas.
  • Los padres no deberíamos permanecer impasibles ante escenas que, por su contenido erótico o violento, calan en la sensibilidad infantil. Sin embargo, no hay que exagerar con lo que no se puede ver.
  • La prensa ilustrada, y no sólo la pornográfica, utiliza imágenes de alto contenido erótico para captar la atención de los compradores. Su influjo, aunque más sutil, no es menos importante. Lo mismo pasa con algunos spots publicitarios, que utilizan el sexo y/o el erotismo como reclamo. Ante esta situación, los padres debemos actuar a modo de filtro crítico para prevenir a los niños contra el reduccionismo en el que queda atrapada la imagen del hombre y/o la mujer en estos mensajes.