miércoles, 24 de junio de 2015

Qué hacer y qué no para educar en valores a nuestros hijos

Territorio SP | Qué hacer y qué no para educar en valores a nuestros hijos

Educar a nuestros hijos y transmitirles los valores necesarios para encarar la vida de la mejor manera posible no es fácil. Como padres, queremos ofrecer a nuestros pequeños todos los recursos que estén a nuestro alcance para que tengan una vida feliz y plena. Pero, a veces, no sabemos por dónde empezar, cómo hacerlo o si lo estamos haciendo bien.
En este sentido, Bernabé Tierno, psicólogo, psicopedagogo y asesor de Superpadres.com, nos ofrece algunas pautas de comportamiento para que los padres sepamos cómo tenemos que actuar si queremos plantar y ver florecer en nuestros hijos la semilla de los valores. Son éstas:
  • Respetar la individualidad de cada niño. Nuestro hijo ha de sentirse único, independiente y libre para tomar sus decisiones. Como padres, no podemos obligarlo a ser lo que nosotros queremos que sea, ni intentemos encauzar su futuro. Nuestra función es educarle y apoyarle, pero siempre respetar su vocación y sus decisiones.
  • Descartar las etiquetas y los juicios negativos. Las comparaciones nunca son buenas, mucho menos si se trata de nuestros hijos. Si les comparamos con otros niños o les ponemos etiquetas, aunque puedan sonarnos positivas, les podemos hacer sentir mal consigo mismos.
  • Reforzar lo positivo. A los niños, como a los adultos, les influye el humor y estado de ánimo de la gente que les rodea. Por eso, si queremos hijos alegres y positivos debemos serlo nosotros también. Las formas a la hora de decir las cosas son determinantes, por eso si les hablamos en positivo y destacamos lo que hacen bien en lugar de lo que hacen mal, les motivaremos mucho más.
  • No halagar constantemente nuestro hijo. Aunque no seamos conscientes de ello, el hecho de repetir una y otra vez lo bien que hacen las cosas puede transmitirles la sensación de que los estamos juzgando constantemente.
  • No premiarles con regalos cuando hacen bien las cosas. La verdadera motivación para ser buenos y actuar correctamente debe ser que nos sintamos orgullosos de ellos. Es importante que el niño se sienta a gusto y satisfecho con el simple hecho de saber que está haciendo bien las cosas o que se ha esforzado al máximo para que las cosas salgan bien.
  • No fingir lo que no somos. Desde el principio debemos contar a los niños la realidad de nuestra familia, sea la que sea. Siempre con palabras acordes a su edad para que las puedan entender pero nunca hay que mentirles. Esto les hace fuertes y les enseña que no deben avergonzarse de quien son.
  • Ponernos de acuerdo padre y madre. No siempre será fácil, pero debemos intentar mostrar el máximo consenso delante de los hijos. La táctica del “poli bueno y el poli malo” no funciona. Y si no es posible llegar a un acuerdo, en algunas ocasiones se pueden someter a votación las decisiones y dejar participar también al niño. A partir de los 7 años los niños ya pueden opinar y participar en la toma de decisiones.
  • Manifestarnos como somos. No se trata de ser padres perfectos, sino de ser padres humanos. Si nos equivocamos, debemos reconocerlo y disculparnos si la situación lo requiere. Con esta actitud estamos enseñándole al niño que no pasa nada por cometer errores siempre que nos responsabilicemos de ellos y hagamos lo posible por solucionarlos.
  • No poner demasiadas normas. Es mucho mejor tener pocas normas y que sean claras. Además, no debemos olvidar que la mejor manera para que el niño aprenda a comportarse como debe y adquiera una buena educación en valores es que los padres prediquemos con el ejemplo.