sábado, 13 de junio de 2015

Tu hijo es un niño activo o pasivo?

¿Tu hijo es un niño activo o pasivo?

Los niños aprovechan su tiempo libre para realizar actividades que durante el día no pueden realizar debido a sus obligaciones escolares: montar en bicicleta, practicar juegos deportivos… Si bien suelen organizarse por sí mismos y encontrar sus propios juegos, agrupándose más o menos por edades e intereses comunes, conviene que los padres estén atentos cuando presentan por ejemplo, edades muy desiguales, porque en determinadas ocasiones, se crean dependencias, rechazos y situaciones conflictivas  en las que se hace necesaria la intervención de algún adulto. Estas intervenciones deben ser mínimas y cuando la situación lo requiera, ya que es el propio niño quien debe encontrar su lugar entre sus compañeros. En el caso del niño que no participa en los juegos con los otros compañeros, se queda junto a sus padres u otros adultos, o simplemente se aísla sin motivo aparente, se le debe poner especial atención porque con frecuencia esconde sentimientos de inferioridad y desvalorización personal que sufre en silencio.

Cuidado con el aislamiento del niño pasivo

El caso de los niños que se encierran en sí mismos debe ser tratado con precaución y delicadeza porque detrás de esa pasividad suele haber una mente con una gran actividad, ensoñaciones y deseos que guarda celosamente. En estos casos, los padres deben ser prudentes e inteligentes, no deben forzar a su hijo a que les diga qué piensa o siente, sino preguntarse por la relación con sus hermanos y, sobre todo, tratar siempre de darle la oportunidad de que hable y de que pueda darse cuenta de que tiene lugar entre su familia. El niño pasivo suele ser obediente, aunque tenga momentos de terquedad; esto hace que no plantee problemas y los padres lo valoren como una ventaja, sin darle importancia que merece. Los padres deben plantearse qué elementos de la vida familiar pueden influir en él y, en caso de que no fuera posible a través de este acercamiento ayudar a su hijo, consultar a un psicólogo.

El esparcimiento de los niños

Los niños necesitan realizar actividades cuya finalidad sea disfrutar y divertirse. La edad suele determinar el tipo de esparcimiento preferido. Los juegos y juguetes son elegidos según los intereses, tanto personales como de grupo. Durante los fines de semana es cuando se presentan más momentos de esparcimiento. Además, los espacios libres son los lugares que los niños suelen preferir, sobre todo los de 10 o 11 años, porque a esta edad se muestran ya con toda su independencia, organizándose en grupos para hacer sus excursiones y salidas. El proceso de socialización adquiere mayor importancia, al ir prevaleciendo las actividades de relación con los compañeros sobre los juegos individuales, en los que la amistad es todavía un modo de estar juntos, pero sin llegar aún al período organizativo.

Los niños menores necesitan un poco de atención, aunque esto dependerá de varios factores. En primer lugar, hay que tener en cuenta si el niño puede valerse por sí mismo y, luego, todos los peligros que presente el lugar escogido, como las carreteras cercanas, los ríos o los estanques. Son factores que se tendrán en cuenta para los niños de cualquier edad, pero en especial para los más pequeños, que deben estar controlados por una persona mayor en todo momento. Los padres deben hacer compartir a sus hijos, y demás niños que estén con ellos, su preocupación por los riesgos del lugar e impartir unas normas, para que éstos puedan asumir los cuidados y responsabilidades de sus actos.