jueves, 16 de julio de 2015

El desarrollo de los sentidos (parte 2): el oído y el tacto

El desarrollo de los sentidos (parte 2): el oído y el tacto

Para que se produzca un desarrollo psicomotor normal, el niño  necesita estímulos sensoriales de su entorno; por ello, es bueno que tenga juguetes de distintas formas, con colores vivos, diferenciables mediante el tacto y que produzcan distintos ruidos o que tengan una bonita música.
El oído
Al recién nacido, mientras permanece en la cuna, le gusta mucho oír que le cantan o le hablan. Puede seguir con la mirada objetos que hacen ruido e incluso prestar atención a sonidos producidos por él mismo. A los 3 meses, ya gira la cabeza en busca del objeto sonoro. Más adelante, a los 7 meses, le gusta jugar con objetos ruidosos agitándolos enérgicamente. Cuando está jugando, si alguien va por detrás, vuelve la cabeza en el momento en que percibe algún estímulo sonoro en aquella dirección. Asimismo, responde a los sonidos suaves o susurros volviéndose hacia ellos.
A partir de los 7 meses, el niño empieza a realizar movimientos coordinados. Uno de los primeros que lleva a cabo consiste en sostener un objeto con la mano mientras con la otra lo golpea, centrando su atención en el ruido que éste produce. Hasta el momento, necesitaba ambas manos para agarrar objetos y, por ello, no era capaz de producir ruidos. Pero ahora, el desarrollo manipulativo le permite manejar objetos muy variados y, por ejemplo, convertir una olla y una cuchara de madera en su tambor preferido o hacer un concierto con el sonajero que antes le mostraba su mamá. Asimismo, si el pequeño está en una sillita alta, dejará caer objetos al suelo para averiguar qué ruido hacen y se lo pasará en grande con el estruendo, mientras, de este modo, aprende un montón de cosas sobre su entorno.
El Tacto

Durante los primeros meses de su vida, el niño recibe la mayor parte de la información táctil por la boca. Cualquier objeto que esté a su alcance se lo llevará a su boca. Tanto sus labios como su lengua son utilizados como receptores sensibles que le proporcionan abundantes y finas sensaciones de su ambiente. Ésta es su manera de explorar y tener contacto con el mundo que le rodea. No le impida hacerlo, pero mantenga los objetos a su alcance limpios. También hay que tener cuidado con los objetos compuestos por piezas pequeñas, ya que éstas pueden ahogarlo si se las traga. Asimismo, es recomendable evitar que se lleve a la boca peluches peludos, pues también podría atragantarse con los pelos.