Muchas personas modifican sus necesidades para atender las necesidades de otros.

Si las personas que reciben tienen buenas intenciones, cubrirán también las necesidades ajenas y se compensarán las acciones de mutua estima, reciprocidad se llama. Aunque también podemos encontrar los que sí tienen “malas” intenciones (pueden ser conscientes , inconscientes, ignorantes, inocentes…), la cuestión es que no nos corresponderán de la manera precisada.
Cada uno de nosotros debemos apoderarnos de nuestras propias necesidades y cubrirlas de la mejor manera posible.
Responsabilidad Emocional
De ahí viene uno de los males que sufren los hombres, en mi opinión, creerse responsables de los sentimientos de las personas que tienen más cerca y quieren; empezando por hijos, parejas, padres, amigos …. Creo que ha llegado el momento de liberarse de tan pesada carga. No somos responsables de los sentimientos ni de las necesidades afectivas de la gente que nos rodea.

Cada uno de nosotros debemos apoderarnos  de nuestras propias necesidades y cubrirlas de la mejor manera posible.
Cuando nos sentimos coaccionados a servir el sustento emocional de otros, lo más probable es que acabemos con nuestras reservas energéticas, podemos llegar incluso a sentir antipatía por esa persona que nos vacía  y en el peor de los casos, decidiremos huir de esa situación que con mucha probabilidad nos ahoga!
Desde este trampolín, llegaremos de manera consciente a cubrir nuestras necesidades y sólo desde ahí podremos empezar a andar hacia las necesidades de los otros. Por satisfacción y/o compasión y/o cualquier otra emoción positiva que se nos antoje. Dejando que nuestra  mente emocional no domine a nuestra mente racional y por tanto a nuestras palabras.
Apartémonos de la obligación, el miedo, la culpabilidad, la vergüenza, la tradición y tengamos relaciones más sanas, directas e inteligentes