viernes, 21 de agosto de 2015

La competitividad en el deporte

La competitividad en el deporte

El deporte es una actividad humana competitiva que requiere habilidad y esfuerzo, además de estar regido y regulado por normas instituidas. El joven adolescente que ya ha pasado la fase de pubertad se encuentra con un gran caudal de energía, pudiendo entonces asumir cada vez más la plena actividad deportiva. Esto significa estar a punto para ejercer plenamente la característica básica de todo deporte: la competición.
  • La competitividad se apoya en la rivalidad por alcanzar un objetivo, bien sea individual o colectivo.
Para ello hay que desarrollar al máximo las potencialidades físicas y psicológicas del deportista, como son la rapidez, la resistencia, la memoria, la destreza, el ingenio, etc. Y todo ello ha de realizarse dentro de unos límites bien definidos, para que el ganador o ganadores puedan proclamarse como los mejores dentro de una determinada categoría deportiva. El adolescente se encuentra preparado para cumplir tal cometido, ya que previamente habrá hecho un largo recorrido que empezó posiblemente en la escuela o en alguna entidad deportiva infantil. En la adolescencia, el camino recorrido alcanza su máxima expresión.
Es difícil imaginar el deporte sin la competición, es decir, sin la rivalidad con los compañeros. Esta rivalidad debe estar controlada, sujeta a normas muy estrictas, que cada deportista debe seguir escrupulosamente para que todos tengan las mismas oportunidades, y así el ganador pueda ser considerado netamente el mejor. Competir exige una gran dedicación y unas condiciones físicas fuera de lo común.
El compromiso deportivo
EI compromiso deportivo está en relación con la motivación que el deportista siente por su actividad, alcanzando en los adolescentes un alto grado. En los niños, este compromiso no posee iguales características, ya que para éstos la actividad deportiva tiene aún mucho de juego y buscan al mismo tiempo la eficacia y la relación con los demás. En cambio,
  • Entre los adolescentes predomina la competición y acostumbran a tener con sus compañeros una amistad más estable, con relaciones de igualdad y cooperación. Les importa mucho el prestigio frente a los demás, por lo que siempre tratarán de demostrar su valía.
La necesidad de sentirse competente incita también al joven adolescente a practicar un deporte y a comprometerse con él. A esto hay que añadir la dificultad que entraña cualquier actividad deportiva, en las que siempre se precisa habilidad. Estas razones son las que debe tener en cuenta el entrenador a la hora de comunicarse. A veces, su susceptibilidad es muy marcada y una voz más alta que otra, o una crítica burlona delante de los compañeros puede crear una predisposición que haga bajar su rendimiento.
  • La dedicación a un deporte implica un grado de compromiso que va en aumento a medida que el niño crece.
Cuidado con el exceso de entrenamiento
Esto ocurre cuando el organismo no tiene suficiente tiempo para recuperarse después de un ejercicio deportivo y los músculos se presentan tensos y rígidos, sin acabar de relajarse. Los síntomas que pueden presentarse son:
- Pérdida de peso;
- Cansancio general;
- Insomnio;
- Pérdida del apetito.

Los padres deben consultar al médico si al cabo de unos días no se recupera.