miércoles, 16 de septiembre de 2015

El proceso de adaptación a la sociedad de los preadolescentes

El proceso de adaptación a la sociedad de los preadolescentes

El hombre es el ser social por excelencia. Esto quiere decir que está predeterminado para buscar la relación con los otros individuos de la misma especie y, por otra parte, que, si no se desarrolla estableciendo vínculos afectivos, su evolución quedará profundamente perturbada.
La socialización pasa por diferentes etapas: a lo largo de la infancia, se da la sociabilidad vertical y jerárquica cuando debe subordinarse y obedecer al adulto que se ocupa de velar por su desarrollo, mientras que las relaciones con los otros niños de su edad son egocéntricas y no existen los aspectos de cooperación y comunicación.
En la pubertad se inicia la sociabilidad horizontal, es decir, la relación de igual a igual con el compañero y la amistad. Así, los preadolescentes se relacionan con personas de su misma situación, se organizan en grupos de amigos que les posibilitan establecer relaciones más íntimas y, ya en la adolescencia, el encuentro con el otro sexo.
Con los amigos practicará y experimentará cómo funcionar en sociedad. En el caso de que un púber tuviera dificultades para encontrar amigos o fuera rechazado por un grupo podría llegar a sentir que tiene un gran problema.
El comportamiento antisocial del joven
La adquisición de unas normas sociales y el actuar según los principios que rigen la sociedad no sólo se lleva a cabo durante la etapa de la pubertad. Se trata de un largo recorrido que se inicia en la infancia y se realiza por medio de la educación. Educar es transmitir y enseñar cómo ser un individuo y convivir en sociedad. Mediante las palabras, indicaciones y reprimendas de los padres, el niño capta que hay acciones que no son correctas.
El comportamiento antisocial de algunos púberes da cuenta de un fallo importante en la asimilación de estos valores y, por lo tanto, en la educación y la atención recibida desde su infancia.
El gusto por la provocación
Si las actitudes de rebeldía suponen un modo normal y constructivo de ir contra las normas establecidas es porque el mecanismo utilizado es afín a éstas. Cuando se va más allá, se producen las actitudes de provocación. La provocación supone un llamar la atención intentando conmover los cimientos que rigen la sociedad. Sus consecuencias pueden llegar a ser la marginación y la no integración social.
Qué relación deben tener los padres con los amigos de sus hijos

El tipo de amigos que el hijo púber tiene es un tema crucial para los padres y suele ser motivo de preocupación. «Dime con quién andas y te diré quién eres» es un dicho del refranero español que condensa en pocas palabras el porqué de esta inquietud. Si se acepta que el hijo debe adquirir autonomía e independencia es mucho más tranquilizador saber con quién va a compartir el tiempo que pase fuera de casa. Se presupone, y en la mayoría de los casos es así, que el hijo hará lo mismo que hagan los amigos. Cuando los valores que cohesionan a su grupo son conformes con la sociedad, habrá más posibilidades de que se ciña a ellos; si no es así, el hijo puede verse involucrado en situaciones problemáticas. Hay que tener en cuenta que los amigos son una elección libre del hijo; si se tiene confianza en él se deben respetar estas  amistades e intervenir, con firmeza si es preciso, sólo cuando se detecte que puede ocurrir algo grave.