sábado, 7 de noviembre de 2015

Grupos de padres en WhatsApp pasaron a ser un dolor de cabeza

Estos chats han cedido terreno a memes, chismes, quejas, matoneo, clasificados y hasta peleas.

Uno de los principales líos detectados en un grupo de WhatsApp mal utilizado es el conflicto que puede generarse entre padres y maestros.
Uno de los principales líos detectados en un grupo de WhatsApp mal utilizado es el conflicto que puede generarse entre padres y maestros.

“¿Alguien sabe si a los niños les dejaron alguna tarea de matemáticas para mañana?”, “¿A qué hora es la reunión para la entrega de notas?”, “¿Alguien ha visto el pantalón de gimnasia de mi hijo?”, “Este profesor no tiene idea de nada, ¿no les parece?”.
Frases como estas se han vuelto recurrentes en los grupos de WhatsApp en los que participan los padres de estudiantes de colegios, que convierten esta herramienta digital cada vez más común, y que puede ser muy útil, en una verdadera pesadilla.


No en pocos casos el chat termina invadido de anuncios de compra y venta de artículos, chismes, matoneo, mensajes salidos de tono, chistes o comunicaciones que no tienen nada que ver con el objetivo inicial del chat, como ocurre con muchos otros destinados a fines específicos (amigos, familia, trabajo).
Estos encuentros grupales en particular nacen como una iniciativa de comunicación sana y relevante, que les permite a los padres de familia estar atentos a los temas escolares que afectan a sus hijos. Pero según entidades que han analizado este fenómeno, progresivamente se les ha ido dando un mal uso y se ha presentado un descontrol total, que en principio puede explicarse por el solo hecho de juntar en un solo escenario (virtual) a personas en su mayoría desconocidas.
De la reunión a la red
Antiguamente, los espacios de comunicación entre padres de familia se daban en las escasas reuniones presenciales que el colegio convocaba al año, como la jornada de entrega de notas. Luego, con el auge de internet, vinieron las plataformas digitales al estilo intranet empresarial, no del todo comunes ni adoptadas por todos los colegios. Y tiempo después, el correo electrónico pasó a ser un mecanismo novedoso para mantener en contacto a los padres, pero la asincronía de los mensajes supuso su marchitamiento, sobre todo teniendo en cuenta la efectividad de los chats.
En consecuencia, un sistema de mensajería instantánea como WhatsApp, que ofrece la ventaja de compartir fotos, documentos, videos y audios, terminó siendo un espacio ideal para establecer contactos directos. Además, es una aplicación manejada por la gran mayoría de personas que tienen teléfonos inteligentes.
Llegan los problemas
Uno de los principales líos detectados en un grupo de WhatsApp mal utilizado es el conflicto que puede generarse entre padres y maestros. “Muchas madres de familia aprovechan la falla individual de su hijo para crear un ambiente generalizado de malestar contra un profesor, a través del grupo de chat”, dice el médico Carlos Francisco Fernández.
Es tan compleja esta situación que incluso el poderoso sindicato de docentes de educación pública de España (Anpe) se ha quejado por el aumento de falsas acusaciones contra el trabajo de los profesores.
Frente a este tema, Toñi Quiñones, de la Asociación Espiral, Educación y Tecnología de España, comentó en una nota del diario 'El Mundo' que hay padres que han encontrado en los grupos de WhatsApp “una forma de resolver sus diferencias personales con un tutor, iniciando una conversación en WhatsApp para buscar consenso”.
Otro problema común de estos encuentros de chat es el síndrome de la ‘mamá secretaria’. Se trata de esas madres que usan el WhatsApp para resolverles los descuidos y la falta de responsabilidad a sus hijos con las obligaciones diarias del colegio. En ese punto se dan los mensajes, generalmente en las noches, de mamás o papás desesperados que preguntan cómo se hace cierta tarea o dónde pueden comprar, a esa hora, algún material solicitado por un profesor.
“Este chat no debe ser el paralelo de la agenda de los hijos, debe usarse para cosas urgentes del colegio. Los menores no deben confiarse en que el celular de sus mamás responda siempre a sus olvidos”, dice en su blog Noelia López-Cheda, consultora española en recursos humanos y talento. Según la experta, un mal manejo del chat no solo puede redundar en serias disputas y rencillas, sino en la exclusión y cierre de una herramienta que puede ser muy útil para todos, sobre todo si los hijos participan en actividades extracurriculares que generan la necesidad de crear nuevos grupos.
Sacar el mejor partido
“Los padres también necesitan formación tecnológica, pautas claras para usar los grupos de WhatsApp y sacarles buen partido”, sostiene Miquel Ángel Prats, investigador en TIC y educación, en un artículo publicado por 'La Vanguardia', de Barcelona.
Prats, que asesora a múltiples colegios de España en el buen uso de la tecnología, enfatiza en que este tipo de chat “no es un grupo de amigos, por lo que debería ceñirse a asuntos de gestión escolar”, y aconseja renunciar a prácticas como difundir videos virales, imágenes graciosas, opiniones políticas, creencias personales o juicios de valor.
Claves para tener un grupo sano
Expertos ofrecen algunas recomendaciones para que los grupos de chat de padres aprovechen al máximo esta herramienta digital.
No es un grupo de amigos. Este chat no es para que los participantes se traten con familiaridad o confianza. El encuentro debe ser cordial, respetuoso, serio, concreto, y los mensajes deben escribirse en horas prudentes, a menos que se trate de una emergencia.
No es para resolver tareas. Si bien el WhatsApp puede ser útil, de manera eventual, para consultar o aportar alguna guía básica para el desarrollo de ciertas tareas, este no debe destinarse para hacerles los trabajos a los niños o para preguntar cuáles les dejaron. Lo anterior es responsabilidad de los niños y de los padres.
Problemas personales. Si existe una situación personal que afecte a un alumno, lo ideal es solucionarla de manera directa en el colegio.
Críticas a profesores. Difundir malos entendidos o percepciones individuales sobre un maestro, con el ánimo de buscar apoyo en los demás padres, puede generar un ambiente de predisposición innecesario. Lo mejor en estos casos es hablar personalmente el tema con el docente o con las directivas del centro educativo.
Limitar el uso. Compartir oraciones, posiciones políticas, chistes, memes, anuncios clasificados o pedir favores son prácticas que deben evitarse en estos grupos de chat.