jueves, 25 de febrero de 2016

El país necesita menos abogados y más ingenieros

La deserción en las carreras universitarias de Colombia rondan el 50 %.

Ingenieros electrónicos, de sistemas, médicos y economistas, las profesiones que mayor demanda laboral presentan en la actualidad. Vea por qué.


Desde hace aproximadamente cuatro años, en el país se dice que hay un alto déficit de profesionales para atender las nuevas necesidades del sector de las TIC (tecnologías de la información y las comunicaciones), campo en el que se logra un rápido desarrollo en la oferta de servicios y productos, pero al que le faltan manos para trabajar.
Lo mismo puede decirse de profesionales que atiendan la creciente demanda de las obras civiles y de construcción, un renglón de la economía que impulsa el crecimiento del PIB en la actualidad y que lo hará en los siguientes años, debido al agresivo plan de infraestructura vial que adelanta el actual Gobierno.
Por esas razones, cabe la pregunta de cuáles son las profesiones que deben escoger nuestros jóvenes hoy en día, no solo pare evitar la deserción, sino para que la academia pueda cumplir con la demanda laboral de la nueva realidad económica del país.
Cifras del Ministerio TIC revelan la necesidad de más profesionales en carreras como electrónica, sistemas o computación, ingenierías que cada vez se estudian menos, y que presentan un déficit de profesionales de entre 11.059 y 29.105 personas. "De continuar con esta situación, el déficit llegará a 93 mil estudiantes para el 2018", según el Ministerio de las Tecnologías de la Información y la Comunicación.
Lo cierto es que los colombianos siguen prefiriendo las ciencias sociales. ¿Por qué? Para el rector de Uniempresarial Álvaro Carrizosa, una de las razones con más peso se encuentra en los bajos niveles academicos de los colegios en materias como matemáticas. “El hecho de que tengamos más abogados que ingenieros hace que el desarrollo del país merme”, puntualiza.
¿CUÁLES SON LAS CARRERAS CON MÁS FUTURO EN EL PAÍS Y CÓMO ELEGIR?
Los proyectos de vías 4G no solo están protagonizando la agenda nacional, también están generando una amplia demanda de ingenieros, un campo nutrido en el que el país tiene un déficit preocupante en comparación con naciones desarrolladas.
En opinión de Carrizosa, otro sector que cada vez genera más expectativa es el de la salud. “Pronto, Colombia tendrá un alto número de pensionados que demandarán sus servicios. Sus ciencias necesitan más profesionales”, asegura el rector de Uniempresarial. 
Para él, el problema en esta área es la concentración de oportunidades en las grandes ciudades, lo cual vuelve más escasa la oferta de empleos, mientras en los municipios se necesitan manos.
El académico se une al llamado de MinTIC sobre la urgencia de más profesionales en este campo, un sector en el que no solo están surgiendo miles de oportunidades, sino que está desprovisto de fronteras. 
“Un ingeniero colombiano puede, desde aquí, trabajar para una empresa china. Estas carreras son el futuro y son fundamentales en el desarrollo del país”, añade.
Alejándose del panorama nacional, Carrizosa afirma que son las ciencias económicas y administrativas las que nunca tienen pierde. La demanda de sus profesionales es constante y es que gran parte de la responsabilidad de la competitividad del país recae en sus hombros.
En líneas generales, al observar lo que el mundo quiere, para Carrizosa es claro que Colombia debe volcarse a capacitar personas en productos de servicio: representan el 70 por ciento del PIB global. El 27 % es industria y el 3 % restante son productos agrícolas.
Sin embargo, al final del día y después de considerar estos factores, lo que evitará que se fracase en la elección de carrera será una correcta evaluación de competencias y deseos. Amar lo que se estudia es el secreto para disfrutar en lo que se trabaja – y no engrosar la lista de desempleados -.
CUANDO EL BOLSILLO DECIDE
Una vez se elija la carrera y la universidad donde iniciará sus estudios, hay que revisar las alternativas que existen para el financiamiento de la carrera profesional. Según su costo, podrá elegir la mejor opción que se adapte a las necesidades y a la capacidad de endeudamiento.
Incluso antes de elegir cómo financiar los estudios, es importante realizar una estimación del dinero que se necesita en su totalidad, además de los gastos que se presentan durante el programa.
Las opciones de financiamiento más conocidas son los convenios que existen entre las universidades con diferentes empresas, los cuales proporcionan descuentos que facilitan el acceso a la educación. En muchos de estos convenios intervienen Cajas de Compensación, Fondos de Ahorro, empresas privadas y beneficios de crédito o descuentos que la misma universidad ofrece durante toda la carrera profesional.
También existen créditos educativos que con ciertos requisitos aprueban el financiamiento total o parcial del pregrado ya sea a corto, mediano o largo plazo. Con este tipo de créditos, es importante conocer las tasas de interés de cada entidad, donde también ofrecen financiación del 100 % del valor de la matrícula, en muchas entidades sin codeudor, con una tasa fija y aprobación de crédito inmediata.
Pero Carrizosa aconseja que lo primero a contemplarse debe ser la inversión que implica estudiar determinada carrera y su retorno: ¿cuánto tiempo le tomará pagar su carrera una vez esté trabajando?
Para ello, hay que tener claro que en Colombia existen cuatro bloques de universidades: las instituciones para el estrato 6, como Los Andes; las universidades como la Javeriana, El Rosario y La Sabana, cuyos costos rondan los 9 millones de pesos; las instituciones como Uniempresarial, con programas de 4 millones de pesos, y las que cuentan con pregrados de 2 millones de pesos.
“Suponiendo que un egresado de Los Andes empiece a trabajar ganando cinco millones de pesos, el estudiante tardará dos años en pagar su carrera, mientras que alguien que estudie un programa de cuatro millones de pesos y entre al mercado laboral devengando dos millones mensuales cubrirá los gastos del pregrado en un año”, explica el rector de Uniempresarial
Sin embargo, Carrizosa no niega que las posibilidades de crecimiento de un profesional son proporcionales a la inversión que realice en su educación. Para él, esta consideración debe realizarse teniendo en cuenta el nivel adquisitivo de las familias. “A veces los esfuerzos financieros excesivos terminan afectando el núcleo familiar. Por eso, otro asunto a revisar es qué tanta salida laboral tiene el programa que se quiere estudiar”, dice.