jueves, 5 de mayo de 2016

Así funcionan las instituciones académicas más innovadoras del mundo

“El mundo está habitado por 7.000 millones de personas, todas únicas y diferentes. Desde esa idiosincrasia, evolucionamos y crecemos siguiendo caminos comunes (…) lo mismo ocurre con las escuelas, no hay dos iguales”. Foto: Bloomberg.

El psicólogo e investigador español Alfredo Hernando Calvo se sumergió en los modelos educativos más innovadores del mundo con el objetivo de revelar cuáles son las claves de éxito y cómo pueden aplicarse las fórmulas.


Luego de realizar un recorrido por las instituciones académicas más destacas en materia de innovación, el experto concluyó que “la creatividad se aprende, solo es necesario introducir las estrategias necesarias para estimular el potencial” en los alumnos.
Para lograr dicho objetivo, los encargados de las escuelas deben aceptar que todos aprendemos de manera distinta y que los docentes tienen que convertirse en diseñadores de experiencias de aprendizaje.
“El mundo está habitado por 7.000 millones de personas, todas únicas y diferentes. Desde esa idiosincrasia, evolucionamos y crecemos siguiendo caminos comunes (…) lo mismo ocurre con las escuelas, no hay dos iguales”, argumenta.
Y es que gracias a la experiencia que tuvo en los centros educativos de Nueva York (EE.UU), Sídney (Australia), Barcelona (España), San Pablo (Brasil) y Ahmedabad (India), Calvo comprendió que los colegios disruptivos son aquellos que “actúan, cambian y crecen atentos al presente”.
La fórmula del éxito consiste en crear el entorno ideal para que “cada uno de los alumnos aprenda a vivir, narre su identidad, descubre el mundo y lo transforme”. El experto considera que “el diálogo igualitario y provocativo dirigen la construcción del conocimiento”, razón por la cual es necesario promover la participación activa de los estudiantes en el aula de clases.
“Se aprende más y mejor entre compañeros. Cooperar mejora la motivación, la vinculación emocional con la tarea y la convivencia escolar”, añade el investigador en su publicación ‘Viaje a la escuela del siglo XXI”.  
Las instituciones más innovadoras del mundo también motivan a sus estudiantes a desarrollar proyectos puntuales, ya que así  “el aprendizaje se vuelve real y se relaciona con el mundo”.
En dicha investigación además se afirma que el criterio de evaluación cobra un sentido mucho más integral en esos colegios, ya que los profesores no imponen la nota sino que toman la decisión de manera conjunta con los estudiantes para así generar un “compromiso” de aprendizaje individual. 
Sobre este tema también se ha referido el experto mexicano Fernando Valenzuela, quien explicó en una columna de opinión que “el aprendizaje no se encuentra relacionado con un espacio, momento o sistema” determinado, pues puede impartirse de múltiples formas.
Por ello, sostiene que “el reto que las universidades deben considerar es el de crear espacios y programas que permitan la flexibilidad del pensamiento creativo y el espíritu emprendedor”.
El actual director de Cengage Learning, una organización asociada a National Geographic que aboga por un modelo educativo basado en experiencias, insiste en que “el aprendizaje del siglo XXI requiere cambios fundamentales en el rol del profesor y el alumno”.
 “El docente debe parecerse más a un curador de museos o galerías, pues ya no es el único dueño del contenido ni el que necesariamente sabe más”, concluyó Valenzuela en el documento.
 El viaje de la innovación comenzó en Bogotá
Antes de conocer de primera mano los centros de innovación más importantes del mundo, el experto decidió pasar por Bogotá para observar con sus propios ojos el surgimiento de una cultura emprendedora.
Calvo destacó las acciones que desde hace doce años adelanta la Alianza Educativa por Colombia, una organización que se encarga de administrar varias escuelas en las zonas más pobres de la capital colombiana.
“El proyecto demuestra que, tomando las decisiones adecuadas, es posible lograr calidad e innovación”, señaló el investigador español luego de conocer la metodología de algunas de las escuelas.
A pesar de los inmensos desafíos que tiene el sector educativo en Colombia, el investigador se mostró especialmente interesado en los cambios metodológicos que se están aplicando en las distintas esferas.
De hecho, en uno de sus recorridos Calvo constató que los jóvenes colombianos empiezan a innovar desde temprana edad en distintos campos pues se sorprendió al ver que estaban desarrollando productos a partir de plantas y soluciones energéticas.
“Creo que nunca antes había visto tantas posibilidades, y tan ingeniosas, de construir un motor tan pequeño”, declaró sorprendido luego de ver el trabajo de un grupo de estudiantes de un colegio de la Alianza Educativa por Colombia.