martes, 17 de mayo de 2016

Cómo impulsar el aprendizaje de su hijo?

Consolidar conocimientos y procurar un pensamiento analítico, algunas claves en el proceso.

No fuerce al niño a que aprenda conocimientos complejos como leer, por ejemplo, antes de que su propio avance en el conocimiento demuestre que está listo para ello.
No fuerce al niño a que aprenda conocimientos complejos como leer, por ejemplo, antes de que su propio avance en el conocimiento demuestre que está listo para ello.
Gracias a que en la actualidad tenemos más acceso a nuevos resultados de investigaciones neurocientíficas sobre el cerebro, estas nos hacen pensar en cambiar las prácticas educativas y pedagógicas utilizadas hasta hoy, e iniciar nuevas acciones para mejorar la forma como aprenden los niños. He aquí una serie de propuestas originadas en estudios sobre el aprendizaje, realizadas en los últimos años en Norteamérica y Europa.
En primer plano está la importancia del movimiento del cuerpo para aprender mejor. Se sabe, de manera contundente, que los ejercicios físicos y aeróbicos contribuyen significativamente a mejorar los niveles de atención y, por lo tanto, estimulan también la memoria.

Aprender algo a través de todos los sentidos, es decir, de manera multisensorial, asegura que la información quede mejor grabada en la memoria. Esto es cierto especialmente en los niños pequeños. Mientras más sentidos se involucren en la experiencia de aprendizaje, más aumenta la posibilidad de ser aprendida. Ojalá todos los niños puedan tocar, mirar y escuchar lo que estén estudiando, pues ello les asegurará un aprendizaje real.

Con los infantes es importante utilizar los sentidos del tacto, el gusto y el olfato, y también enseñarles a visualizar lo que oyen y a verbalizar lo que ven; si esto se hace con frecuencia, se optimiza el aprendizaje.
En el colegio
En el plano escolar, los nuevos conceptos se deben enseñar siempre en lunes, y reforzarlos haciendo preguntas en el transcurso de la semana. Es crucial no solo hablar sobre lo aprendido, sino que el maestro les pregunte para que el proceso sea más dinámico y de mejor recordación. La entrada regular de información al cerebro es lo que permite que esta se vuelva permanente.
Por ello no se aconseja introducir un concepto nuevo en viernes, ya que durante el fin de semana será olvidado y tocará volver a comenzar el lunes. Las funciones ejecutivas incluyen iniciación de tareas, priorizar, planear y manejar tiempo, y se deben enseñar desde pequeños. Hoy en día estas funciones se dan en la adolescencia y ya es tarde, pues toca borrar muchos malos hábitos, lo que impide un aprendizaje fluido.
Por ejemplo, aprender a tocar un instrumento musical permite el uso de los dos hemisferios simultáneamente, haciendo que el niño desarrolle un cuerpo calloso más grande. Esto vuelve al niño más rápido y eficiente a la hora de aprender, ya que la comunicación entre ambos hemisferios se ha agilizado por la práctica musical.
Hacerle recordar al cerebro lo aprendido mediante quiz y test es más provechoso para grabar información. La sola repetición no es suficiente, se deben hacer preguntas frecuentes que generen análisis sobre esa nueva información para asociarla al aprendizaje anterior, volverla significativa y consolidarla en la memoria a largo plazo. La práctica es lo que determina la permanencia de lo aprendido.
Corrija errores en el momento

Igualmente, los errores se deben corregir inmediatamente, o si no se graban y el aprendizaje se vuelve más lento, pues hay que borrar el error y hacer que la respuesta correcta se vuelva permanente. Grabar errores y no hacer preguntas frecuentes hace el aprendizaje tedioso y difícil. Por esta razón no se debe enseñar, por ejemplo, a leer hasta que el niño esté listo para ello, es decir, que tenga avances en el proceso, así se cometen menos errores.
En los países escandinavos se enseña a leer a los 7 años, y el niño lo hace de manera fácil, pues en ese momento su cerebro está listo. Cada cerebro madura a un ritmo diferente, por ello la diferenciación “enseñarle a cada quien como aprende”; esta premisa en el aprendizaje se hace muy necesaria.

Otro dato importante para potenciar el aprendizaje es entender que el cerebro es más emocional que racional. Esto implica que un aprendizaje solo se logra cuando el estudiante se conecta emocionalmente con el profesor, sus compañeros o cuando se une emocionalmente con el material didáctico. Lo que no tenga significado emocional es descartado por el cerebro.
El niño hace más conexiones neuronales cuando encuentra un ambiente emocionalmente seguro y un material didáctico atractivo y poco amenazante. La motivación, que es emocional, es la fuerza más grande que existe para llevarlo a uno a aprender algo nuevo.
Lo académico se encuentra fácilmente en Google, pero las funciones cognitivas y ejecutivas son las que debemos desarrollar de manera explícita, diaria y de forma agradable. Conéctense emocionalmente con el cerebro de sus hijos: cocíneles a sus hijos lo que más les gusta, léales sus cuentos preferidos y valídeles sus sentimientos, y verá como todo fluye mejor.
Trabajo en equipo
El aprendizaje de los niños contemporáneos debe involucrar un trabajo conjunto entre todos los actores que intervienen en su formación, es decir, los padres -como primeros formadores-, los maestros y quienes intervengan en las diversas actividades que ellos emprendan.

Además, es necesario que los estudiantes conozcan sus fortalezas y debilidades a la hora de aprender.
Asimismo, los maestros se deben preocupar por que el estudiante descubra cómo aprende mejor. Al igual que los adultos formadores, nos debemos ocupar más en desarrollar capacidades cognitivas, como lo son el pensamiento y el análisis, que en enseñar contenidos académicos.