sábado, 21 de mayo de 2016

La colorida y penetrante mirada de los gatos

Los felinos tienen una visión aguda que hay que cuidar con buena alimentación y precauciones.

Sus pupilas se dilatan tres veces más que las nuestras y tienen la córnea más grande.
Sus pupilas se dilatan tres veces más que las nuestras y tienen la córnea más grande.

Verdes, azules, ámbar, amarillos... los ojos de los gatos pueden llegar a ser hipnóticos. No solo por ese color intenso y porque resaltan dentro de su rostro, sino también por esa manera penetrante con que miran.
Como los niños, muchos de ellos nacen con un color de ojos, generalmente azul, pero van cambiando con el paso de las semanas: pueden pasar entre gris y verde, y a partir del cuarto mes tomar su color definitivo, que en la mayoría tiende a estar en la gama del amarillo.

“El color depende del tipo de raza. Los siameses y los persas, por ejemplo, los tienen azules predominantemente. Sin embargo, el color del iris no influye en su visión, aunque entre más claro sea este mejor pasa la luz y el gato la aprovecha mejor”, dice el cirujano y oftalmólogo veterinario Miguel Ladino, de la Clínica Veterinaria de la Universidad de La Salle.

Además de que sean hermosos y brillantes esos ojos de colores, los gatos tienen una visión privilegiada que les permite ver muy bien en condiciones de poca luz, como la oscuridad de la noche.


“Su ojo se ha desarrollado mucho porque son depredadores y necesitan enfocar muy bien su presa. Por eso tienen la pupila, no redonda, sino como una línea vertical, que les permite optimizar el uso de la luz”, explica Ladino.
De hecho, estos peludos solo requieren una sexta parte de la luz de la que necesitamos nosotros, por eso ven mejor en condiciones de poca iluminación, pero no en la oscuridad total como se cree.

Además, sus pupilas se dilatan tres veces más que las nuestras y tienen la córnea más grande. Y adicional a esto, cuentan con el tapetum lucidum, como otros mamíferos, una membrana compuesta por células reflectantes que actúa como una especie de espejo que permite que entre más cantidad de luz y que aumente entre 30 y 50 veces la sensibilidad de los bastones (las células sensibles a la luz).
Lindos, pero sensibles

Esos colores intensos de sus ojos, en el caso de los azules, pueden traer problemas. “Entre más blanco sea el gato –o el perro– más probabilidades tiene de desarrollar cáncer de piel, y este puede comenzar con los párpados, que son tan claros porque están despigmentados, lo que los hace mucho más sensibles a la luz”, ecplica el experto.
También hay razas con poca nariz, como es el caso de los persas y el scottish fold (como Garfield), lo que hace que tengan ojos saltones y queden más expuestos a lesiones y a generar conjuntivitis por el polvo.

“A estas razas hay que cuidarles mucho los ojos: estar limpiándoselos, humectándoselo y evitar que se lesionen con objetos o ramas”, aconseja el veterinario.
Si producen mucha lagaña, es un problema de mal funcionamiento del conducto lagrimal. Hay que limpiarles el ojo por lo menos dos veces al día con suero fisiológico o agua de caléndula.
Las infecciones de tipo viral también pueden alterar la visión de los gatos, pues pueden generar cuadros de inflamación intraocular y pérdida de la visión, de acuerdo con Ladino.
Una buena alimentación
La alimentación es fundamental para cuidar los ojos de los gatos, y en esto ayuda mucho el concentrado producido para ellos. “Puede haber una deficiencia en cierto tipo de aminoácidos que puede llevar a pérdida de la visión porque se atrofia la retina. La comida para gatos ya viene suplementada con ese aminoácido, lo mismo que con los carotenoides”, explica el veterinario.
Hay que estar pendientes de que sí la coman, “porque cuando conviven con perros, prefieren comerse la comida de los canes y dejan la de ellos”, agrega Ladino.