lunes, 23 de mayo de 2016

Mi hija fue víctima de pornografía infantil

Una madre compartió su hija de 15 años fue engañada a través de Facebook.


Una encuesta a 12.000 padres en 10 países mostró que los niños pasan menos de media hora diaria al aire libre y en gran parte, por la tecnología.
Una encuesta a 12.000 padres en 10 países mostró que los niños pasan menos de media hora diaria al aire libre y en gran parte, por la tecnología.
“Me duele mucho decirlo, pero hoy en internet hay un video de mi hija sin ropa, en su cuarto, tocándose. Es horrible hablar de semejante cosa, pero accedí a hacerlo para que los padres de familia estén atentos a cómo sus hijos pueden ser engañados y sobre todo, para que sufrimientos como el de mi niña y el mío no se vuelvan a repetir. Yo, personalmente, quise dejar de saber cuántas personas lo han visto en el sitio porno en el que está, para mí fue suficiente conocer que en el momento en el que nos enteramos mi familia y yo, ya más de 40 personas lo habían reproducido.
No podrían imaginarse mi angustia y la de mi hijo, quien ahora, siempre que su hermana va a salir a la calle, le pide usar gafas oscuras, una gorra y ropa muy cubierta, pues teme que alguna de esas personas que vio el video vaya a reconocerla en la calle. Yo también tengo miedo y por mi parte la llevé a la peluquería para que le cambiaran el peinado y el color de pelo. Los investigadores del Grupo contra la Pornografía infantil del Centro Cibernético de la Dijín nos dijeron que si nos hacía sentir más cómodos y seguros, no dudáramos en tomar estás precauciones.


Mi hija se grabó cuando tenía 15 años, manipulada, engañada y amenazada por alguien que en Facebook decía tener 18 años y que desde el principio le decía que me conocía a mí, a su hermano y a otros familiares. No obstante, tuvo que pasar cerca de un año para que nos enteráramos de que el video estaba circulando: un día cualquiera, uno de los familiares de mis hijos –soy una mujer divorciada– recibió un mensaje con un enlace. Lo enviaron desde una cuenta que no tenía nombre ni apellido, sino una especie de seudónimo. Al abrirlo, la persona que lo recibió se puso en contacto con nosotros y ahí comenzó nuestra pesadilla. No podía ser cierto, era una mentira, no podía creerlo. No he sido capaz de verlo, pero mi hijo, quien tiene 21 años, me confirmó que era ella y lo sabía no solo porque aparece su cara, sino porque es evidente que estaba en su cuarto cuando lo grabó.
¿Por qué?, ¿por qué a mí?, ¿por qué a mi hija si yo creía que había hecho bien diciéndole que no hablara con extraños y se lo había repetido cuando pusimos internet en nuestro apartamento? Ella me decía que lo necesitaba para el colegio, que era necesario para hacer sus tareas y en eso yo estuve de acuerdo. Sin embargo, hoy confirmo que los padres nunca calculamos cuántos diablos pueden estar escondidos en internet, y en mi caso, mi trabajo me dejaba poco tiempo libre para ver cómo ella usaba la red. Pienso que tal vez fui muy permisiva.
Por supuesto, cuando me enteré quise hablar con ella y preguntarle cómo había sucedido todo. Me contó poco, en realidad muy poco, porque solo lloraba y no se sentía muy cómoda al responder mis preguntas. Es que no lo podía creer, mi hija, la misma que se disgustaba cuando yo me asomaba por accidente a su cuarto y ella se estaba vistiendo, ahora estaba sin ropa a la vista del mundo.
Solo me dijo que se había hecho amiga del muchacho, que él vivía en otro país y que un día, después de hablar –quien sabe qué información logró sacarle–, él empezó a pedirle fotos y videos desnuda y a amenazarla con que si no lo hacía me iba a matar a mí, a su hermano y a muchos otros familiares de los que conocía el nombre y pistas sobre su vida. Logró manipularla, la hizo caer en pánico y ella, en lugar de buscarme a mí para hablar, prefirió acceder a las peticiones de ese criminal de quien ya no existe perfil en Facebook. No conozco los detalles porque cada vez que le toco el tema mi hija me evita o se pone a llorar. Ella ha contado su historia solo en la Fiscalía, porque apenas supe que había sido extorsionada y de su video, acudimos a denunciar.
Me tiembla el cuerpo al pensar que quizá haya más fotos u otros videos por ahí, aunque ella nos haya dicho que solo fue uno y que los pedidos de su ‘amigo’ cesaron porque ella cerró su cuenta en Facebook. Su hermano tuvo mucho que ver, creo que el comportamiento de ella con el computador comenzó a ser sospechoso y él, que es muy celoso, le dijo que si no cerraba la cuenta y dejaba de chatear, iban a tener problemas. Ella siempre ha reconocido mucha autoridad en su hermano mayor. Mi hijo pensó que ella quizá tenía un novio o algo así y por eso se molestaba, pero ahora que vivimos esta realidad, ojalá esa hubiera sido la historia.
Hoy yo pienso que el enlace que el abusador envió por Facebook a su familiar fue su ‘venganza’ porque mi hija dejó de responder a sus mensajes y porque ella, de un día para otro, dejó de verlos. Sin embargo, el resultado de toda la situación nos cambió la vida. Mi hijo, desde que vio el video, tiene una mala relación con ella, le reclama muy fuerte por haber caído en esas trampas y haber accedido a grabarse. El papá ha sido un poco más comprensivo y para defenderla dice que si a uno de adulto lo engañan, cómo no van a engañar a un niño. Yo he intentado llevar la misma relación que tenía con mi niña antes de que ocurriera todo, aunque la noto un poco ida y afectada. Me esfuerzo porque todo sea normal, pero hay momentos en los que simplemente pretender que nada ha pasado es imposible. Además, no hemos querido contarle a nadie, queremos evitar chismes, burlas y demás, pues ya sabemos cómo es la gente.
Tenemos muchas preocupaciones, no solo la de resguardar su imagen, sino la de temer cosas peores. Alguien nos dijo que puede haber riesgo de que se trate de una red de trata de blancas y que al conocer a mi hija sin ropa vayan a querer buscarla para llevársela; todo es duro y confuso. Algunos investigadores nos han dicho que para atrapar al culpable es mejor que el video no salga del aire, pues servirá de prueba en un eventual juicio. Algunos abogados que nos asesoran están evaluando esto, porque el punto está en que mi hija es menor de edad y debe ser protegida. Estamos esperando qué va a pasar, sobre todo, que se haga justicia lo más pronto posible. Así por lo menos nuestro dolor será más llevadero”.
Casa por ‘cárcel’
Una encuesta a 12.000 padres en 10 países mostró que los niños pasan menos de media hora diaria al aire libre (menos que un preso en EE. UU.), y en gran parte, por la tecnología.