miércoles, 20 de julio de 2016

Cómo establecer límites con sus hijos?



Marcar normas es clave porque aprenden hasta dónde pueden llegar. Además, les enseña a respetar.

A los niños hay que indicarles con amor lo que deben y no deben hacer, con instrucciones claras y sin rodeos, pero sin agresividad.

A los niños hay que indicarles con amor lo que deben y no deben hacer, con instrucciones claras y sin rodeos, pero sin agresividad.

A los 24 meses comienza lo que se conoce como “los terribles 2 años”. La verdad, no es tan grave, es solo un momento parecido a una pequeña adolescencia en la que su hijo se debate entre dejar de ser un bebé y ser un niño independiente. Su función como padre o madre es acompañarlo en el proceso y siempre marcarle límites claros.


Estas normas son fundamentales porque ayudan a los niños a saber hasta dónde llegar, aprenden a respetarse a sí mismos y a los demás, y, sobre todo, se sienten seguros.

Imagínese que pone a su bebé frente al mar, donde no puede ver el fin, y le dice que ese es el espacio que debe recorrer. Seguramente sentirá miedo, mucho miedo, porque es infinito.

En cambio, si lo ubica frente a un pequeño lago en el que ve el principio y el fin, y le dice que ese es el camino que debe seguir, se sentirá capaz y decidido a hacerlo. Ese es el valor de los límites en la educación de sus hijos.


Aprender a vivir con el no



Para los niños es importante aprender qué se siente y cómo se vive con un no como respuesta, tanto para su desarrollo emocional como cerebral.


Está demostrado que cuando los pequeños se enfrentan a una respuesta negativa, generan en su cerebro sustancias que les hacen posible enfrentar los obstáculos y les enseñan a reaccionar ante los cambios e imprevistos.
En cuanto a su desarrollo emocional, es clave que aprendan que no todo es posible, que la vida tiene cambios y que hay que superarlos. Esto los hace madurar.

Además, muchos de los límites que los padres definen en la vida de sus hijos tienen que ver con evitar el daño a los demás, el respeto hacia los mayores y a sus padres, lo que es una forma de enseñarles también el amor y el respeto por sí mismos.

Los límites no son un montón de reglas para toda la vida, son sencillamente las normas fundamentales para desenvolverse en el día a día, y son aquellas que su familia considere necesarias para vivir de acuerdo con sus valores y su filosofía, pues cada una es única.

Tampoco se trata de hacerles la vida más difícil para que aprendan desde los 2 años lo dura que puede ser. Los límites son naturales y lo que se busca es evitar que el pequeño haga todo lo que quiere, se salga siempre con la suya o logre lo que desea con base en rabietas y pataletas.

A los 2 años de vida, esta tarea puede comenzar a complicarse porque su hijo no querrá obedecer, querrá mostrarles una y otra vez que él ya es un grandulón y que sabe valerse por sí mismo. Su tarea consiste en mantener el equilibrio, algo no tan fácil pero alcanzable. Aquí les damos algunos consejos para ello.


Tips que le ayudarán en el proceso

1. Permítanle que se sienta mayor en lo que puede hacer. Déjenlo que se coma sus galletas solo, así se ensucie; es fácil de remediar.


Déjenlo que intente ponerse su camiseta; quedará un poco torcida y ustedes la acomodarán cuando él termine, sin reproches y con amor.

Si les pide dar unos pasos, pueden soltarle por un momento la mano. Invítenlo a que ayude en la casa, eso lo hará sentirse importante; por ejemplo, que guarde el vaso de plástico en la cocina o que escoja una fruta para el almuerzo.

2. Aclárenle que hay cosas que no puede hacer ahora, pero que pronto podrá, tal como ustedes, que no pueden hacerlo todo y a veces necesitan ayuda.

3. Si su hijo tiene una rabieta, no se afanen; díganle que cuando se calme podrán hablar; no lo reprochen, regañen ni griten. Entiendan que tal vez tiene una emoción que lo sobrepasa, que no es tan grande como cree para asumirla y entonces siente rabia. Cuando se calme, denle un abrazo y conversen sobre lo que pasó, pero no cambien de decisión por cuenta de su pataleta. Él debe aprender que esa no es la forma de solucionar sus problemas.

4. Indíquenle con amor lo que debe hacer, con instrucciones claras y no con rodeos: “Recoge el juguete” o “Nos vamos a bañar”.

5. Prepárenlo para los cambios. Avísenle con unos cinco minutos de anticipación lo que van a hacer. Si está jugando y van a comer, díganle que guarde sus juguetes porque es hora de cenar, o cuéntenle que es hora de dormir, que leerán un cuento e irán a la cama.

6. Ayúdenlo a reconocer sus emociones, explíquenle que tal vez sintió rabia porque no le gustó lo que le dijeron, pero que es normal y que, además, él aprenderá a expresar sus emociones.

7. No traten de argumentar con su hijo cuando esté furioso, no servirá de nada y pueden aumentar su ira.

8. Recuerden, ustedes son los adultos y su actitud no puede ser otra pataleta o rabieta. La calma y la firmeza son básicas.

9. No lo hagan sentir culpable ni una mala persona por hacer rabietas; él está creciendo y aprendiendo. Además, con el tema de las pataletas deben ser constantes, pues se repiten y deben manejarlas con calma. Una actitud serena ayudará a que disminuyan.

10. No se afanen si hace pataleta en público, olvídense del qué dirán; piensen primero en su hijo y no cedan a sus caprichos.

11. Los límites también se marcan con rutinas; la vida ordenada le dará seguridad a su bebé.

12. Procuren hablarle de manera positiva. Por ejemplo: “Guarda los juguetes”, en vez de “No dejes desorden”. Que tu diálogo plantee soluciones y no problemas.