domingo, 4 de septiembre de 2016

La nomofobia está aumentando deserción universitaria

La nomofobia es la adicción y dependencia al celular. Según un estudio de la fundación universitaria Área Andina, la mayoría de estudiantes universitarios la sufren.

Un estudiante universitario común se levanta y pasa los primeros minutos de su día revisando sus redes sociales, sus mensajes, las llamadas y cuanta aplicación tenga que se actualice durante la noche. Sus dosis diarias de noticias, escándalos y otros temas les dan la falsa ilusión de estar informados y conectados con el mundo. Los jóvenes ven su celular cada vez que pueden. Literalmente. En el bus, en la calle, en el restaurante, en un bar, mientras miran fútbol, mientras hablan entre ellos y durante las clases.

En la década de los 2000 los fabricantes de celulares se empeñaban en crear el celular más pequeño, una década más tarde el juego ha cambiado sustancialmente y ahora la calidad de un Smartphone se mide por el tamaño de su pantalla. Entonces, no es de extrañar que las nuevas generaciones estén imantadas a las pantallas de sus celulares la mayor parte del día. El contacto personal se ha perdido y esto ha generado problemas adictivos que pueden tener una trascendencia problemática.
La Fundación Universitaria del Área Andina desarrolló una investigación en donde se analizó la dependencia del uso del celular y su influencia en el rendimiento académico de los jóvenes universitarios. El creciente uso de los Smartphones está desviando la atención y la prioridad ante la preparación académica, lo cual se ve reflejado en el rendimiento estudiantil.
Para ilustrar esta dependencia se consultó a 462 estudiantes, de los cuales 62,1% revisa todos los días de su vida el celular antes de ir a dormir. 42,6% lo hace mientras estudia o realiza tareas y 61,3% ignora a otras persona para concentrarse en su celular. Más angustiante aún, casi un cuarto de los entrevistados revisa de manera obsesiva llamadas, correos, redes sociales y mensajes de texto.

Es claro que el uso académico de las redes sociales es muy limitado, aun así la mayoría de los estudiantes entrevistados tiene una dependencia de estas, lo cual los está llevando a un “fracaso académico que incluye la pérdida de materias que incluyen análisis matemático o lecto-escritura”, anunció José Gerardo Cardona, encargado de la investigación.
Como si fuera poco, 47,6% de los estudiantes confesó despertarse más temprano para poder revisar el celular y 83,7% dijo que le dedicaba muy poco tiempo a la preparación académica. Yendo un poco más lejos, 293 personas de los entrevistados, que corresponden a 60,9 % del total, temen  que su vida sin el celular sea aburrida y vacía, y 303 se sienten ansiosos, nerviosos o deprimidos si no lo utilizan.
El problema está claro pero, ¿cuál es la solución?
En primer lugar, el uso del celular no va a poder ser totalmente erradicado como lo que se busca cuando hay una adicción. Pero dentro del ámbito académico la primera recomendación es establecer un reglamento entre estudiantes y profesores que ponga reglas sobre el uso de estos durante las clases.

Además, la investigación hace un llamado a los docentes para que motiven el uso del celular con fines académicos y en los momentos indicados. También para que animen a los que se consideran adictos a buscar ayuda profesional que se puede realizar desde la casa y la universidad.
Por último, desde el proceso de inducción es relevante que los estudiantes aprendan otro perfil de sus smartphones, moderando la tendencia y la necesidad para poder llegar al aprendizaje y a la vida social sin generar diferencias entre docente, directivo, familiar y estudiante.