El apoyo al menor es fundamental. Es crucial la edad que tenga. No forzar situaciones, imprescindible. Proceso.
"El duelo en los niños es distinto al de los adultos. La vivencia de la pérdida tiene variaciones dependiendo de la edad o de si es un fallecimiento, una separación, etc. Es decir, cada factor influye en que se viva diferente", lo aseguró Jean Paul Medina Molano, psicólogo clínico.
El profesional habló sobre cómo los menores de edad experimentan momentos dolorosos. Medina enfocó sus respuestas al comportamiento infantil desde la ausencia por muerte y puntualizó que el apoyo de los adultos, sean padres o cuidadores, es fundamental.
"Importa quién era la persona. No es lo mismo perder una figura masculina que una femenina. Es distinto si es un abuelo, el papá, una hermana, etc. También es relevante lo que representa esa persona en su vida: tal vez sea el abuelo quien lo cuida, mientras el padre está ausente", expresó.
Medina aclaró que al afrontar el duelo de los niños es importante enfocarse en el rango de edad que estos tengan. Sobre las edades explicó:
* Hasta los 5 años. En esta etapa, el duelo del niño es más emocional. No entiende que una persona muere y que no regresará. Simplemente tiene reacciones emocionales. El adulto, más que explicárselo en palabras, debe acompañarlo y tener paciencia con sus reacciones.
* Hasta los 11 años. Todavía tiene un pensamiento muy mágico. No interpreta que la persona no regresará. Aquí es muy importante un acompañamiento para los pensamientos que le surjan.
Comienzan a construir pensamientos. Se recomienda tener cuidado cuando se construyan estas asociaciones y lo que se le diga al niño. Entre más honesto sea el adulto será mucho mejor, ya que el menor está más preparado para la verdad. Aún el niño no está permeado por reglas sociales y cuestionamientos morales.
En este rango de edad, se puede favorecer o entorpecer el proceso del duelo. Lo que pasa en la mayoría de los casos es que los adultos le transmiten miedos a los niños. Debe insistírseles en que la muerte es un proceso natural. Hay que ser muy asertivos con las palabras y con los comentarios.
El adulto tiene que dejar que el niño se exprese frente al duelo y no juzgarlo. Él mismo entenderá que el ausente no regresará.
* Después de los 12 años. El niño entiende que una persona murió. El menor realiza abstracciones sobre la muerte. Tiene hipótesis sobre esta y la trabaja como concepto ligado a su experiencia. Hace asociaciones más complejas. El adulto debe acompañar el duelo tal y como se lo presente el niño.