"El ejemplo no es la mejor forma de enseñar. Es la única manera de hacerlo"
No contradecir las normas es importante. La autoridad no implica el regaño. Un niño es más feliz cuando tiene claro cómo debe comportarse. Apoyo.
El menor de edad que crece con límites establecidos sabe qué tiene que hacer y en qué momento. Esto los ayuda a construir su equilibrio emocional. La idea educativa fue expuesta por Ángela Spataro Meneses, educadora de primera infancia, en una conferencia que ofreció en la en Manizales.
La directora del Jardín Infantil Abrakadabra en Bogotá y Chía menciona que el niño que no crece con reglas desarrolla una baja autoestima y es inseguro: "Son niños que como no saben qué hacer siempre son regañados por estar haciendo lo incorrecto en el momento que a él le parece bien".
La licenciada en educación preescolar resalta que los límites les enseñan a los menores de edad cómo comportarse y qué es lo que se espera de ellos. Dice que los padres de familia son los responsables de poner los límites de sus hijos para cada una de las situaciones de la vida.
Según Spataro, los niños que crecen sin límites tienen varios problemas: "Se convierten en infantes manipuladores, a los que no los satisface nada. Suelen ser muy bravucones y no les gusta seguir ningún tipo de autoridad. No saben manejarla".
Frustrados
La especialista subraya que este tipo de niños presentan con más facilidad cuadros de frustración, porque creen que lo pueden hacer todo y revelar problemas de comportamiento: "Aquí es donde aparecen los ¿usted no sabe quien soy yo?"
Spataro señala que, contrario a lo que creen los padres, no es más feliz quien no tiene límites. Dice que los niños que los tienen, son menores con más equilibrio emocional y que eso -sin duda- los hace ser una persona tranquila, feliz y exitosa.
"Hay una confusión con la idea de que las normas hay que ponerlas enojados. Estas hay que indicarlas para que se vuelvan hábitos. Los padres tienen que ser consecuentes y el ejemplo es muy importante en este sentido. Así, lo que quieran reflejar en sus hijos, lo logran más fácil", puntualiza.
Acuerdo
La profesional llama a los progenitores a ponerse de acuerdo en las normas a enseñar y explica que cuando las dos personas saben qué es lo que quieren con su hijo, definitivamente las normas fluyen y se vuelven eficaces.
"Cuando hay contradicciones hay desautorización y el niño piensa que los padres no saben lo que están haciendo. Lo llevan a pensar que la norma no es importante y que puede romperla", concluye.
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