jueves, 26 de enero de 2017

Seis claves para entender en qué consiste la neuroeducación

Si se trabaja desde la primera infancia favorece la salud y el desempeño académico de los niños.

La neuroeducación puede implementarse desde la primera infancia, de acuerdo con la experta Anna Lucía Campos.
La neuroeducación puede implementarse desde la primera infancia, de acuerdo con la experta Anna Lucía Campos.
Por qué unos niños aprenden más rápido que otros y por qué algunos simplemente no lo logran es una cuestión fundamental dentro de los sistemas educativos, la mayoría de los cuales estandarizan la tarea de los maestros.
Con el fin de responder a preguntas como estas nació la neuroeducación, una disciplina que echa mano del conocimiento aportado por los estudios sobre el funcionamiento del cerebro para ayudar a los niños a comprender mejor y más rápido, entendiendo que cada persona tiene un sistema nervioso central único, razón por la cual los métodos de enseñanza tradicionales no se ajustan a todos los individuos.


Para hablar sobre este tema en el Primer Foro sobre Neuroeducación vino al país la experta brasileña Anna Lucía Campos, directora del Centro Iberoamericano de Neurociencias, Educación y Desarrollo Humano (Cerebrum).

Se conversó con ella acerca del espectro que cubre esta disciplina y los mitos alrededor de ella.
¿Cuál es el aporte de la neuroeducación?
La neuroeducación ayuda a construir conocimiento con el educador mediante el estudio del cerebro. Propone que los maestros evalúen desde el proceso neuronal de cada niño si le están exigiendo algo que simplemente no puede dar. Lo anterior los lleva a tener en cuenta el proceso de maduración cerebral para diseñar estrategias de enseñanza.
¿Cómo ayuda esta disciplina a los niños que tienen problemas de concentración o de memoria?
La puerta de entrada para llegar a un niño con desarrollo atípico no es el pequeño, sino el maestro; él debe saber qué sucede en el proceso de neurodesarrollo y todo lo que se está estimulando a diario. Nos hemos encontrado con docentes que en sus aulas tienen niños con déficit de atención y quieren atenderlos, pero a la vez no entienden qué es lo que genera esa situación.
¿Qué mitos hay alrededor de la neuroeducación?
Por ejemplo, que la gimnasia cerebral es buena para el desarrollo y el aprendizaje, que escuchar música clásica va a hacer que los niños sean mejores en matemáticas, y que hacer ejercicios para el hemisferio derecho mejora la creatividad del estudiante.
El problema de implantar estas premisas, que no son ciertas, es que generan falsas expectativas en los padres y crean frustración en los niños.
¿Cómo influyen los sentimientos en el aprendizaje del niño?
Las emociones son esenciales para el aprendizaje, y más aún si son positivas. Lo que nos están mostrando las investigaciones es que los circuitos nerviosos vinculados con las emociones están soportados en los cognitivos. Luego de una emoción hay un comportamiento, y lo que podemos hacer para modularlo es implementar lo que sabemos sobre el cerebro.
¿A qué edad es más conveniente aplicar la neuroeducación?
Nuestras investigaciones han arrojado que se puede aplicar hasta el final de la adolescencia. Sin embargo, se ha comprobado que, si la neuroeducación trabaja desde la primera infancia, los niños tendrán buena salud y se desempeñarán mejor en lo académico y en el manejo de sus finanzas, por ejemplo. Sobre los adolescentes, el sistema educativo está frente a una gran oportunidad: entender que pueden cambiar sus comportamientos si los docentes saben quiénes son sus alumnos.
Por ejemplo, una de las cosas más impactantes que suceden en el cerebro de los adolescentes es el desarrollo de habilidades sociales, razón por la cual se sienten más motivados para aprender en pares y eso puede influir en la estrategia de enseñanza del profesor y romper el esquema del aula.
¿Cómo puede ayudar la neuroeducación en el aprendizaje de materias que no les gustan a los estudiantes?
Aprender tiene un significado muy complejo. Si bien hay estudios que están demostrando que es muy importante estar motivado para aprender, no es correcto decir que una persona que no está motivada no aprenderá. Los seres humanos han sobrevivido a malos padres, malos profesores, malas experiencias pedagógicas, y han logrado obtener conocimiento.
¿Qué tanto influye la alimentación en el aprendizaje de los niños?
En relación con la nutrición, por medio de la neuroeducación se puede influir de maneras maravillosas en las familias. En Córdoba tuvimos una experiencia espectacular: logramos mostrar la importancia que la buena alimentación tiene para el aprendizaje, pues los educadores, junto con los padres de familia, construyeron una red alimentaria ajustada a sus condiciones económicas. Investigando, encontramos niños cuya comunidad educativa pensaba que eran hiperactivos, y no era así. Lo que pasaba era que recibían mucho azúcar en las mañanas, lo que generaba una bomba de glucosa circulando por su cuerpo y mucha energía por quemar.
Seis claves de la neuroeducación
No se aprende repitiendo ni memorizando las cosas, sino con la experiencia ligada a las emociones. Mientras más conectado esté lo que se estudia con las emociones, más sólido y duradero es el conocimiento que se adquiere.
Enseñar de manera amena, con anécdotas, con sorpresas y en medio de conversaciones gratas es una buena forma de promover aprendizajes sólidos. Bajo estas condiciones aumentan las conexiones entre las diferentes áreas del cerebro, lo que favorece la fijación de datos nuevos.
Promover la creatividad mediante actividades artísticas que disminuyan las tensiones y mejoren la concentración. Incluir música, pintura y creaciones literarias en los procesos de aprendizaje ha mostrado buenos resultados en los procesos de pensamiento.
El ejercicio regular es el mejor aliado de la plasticidad cerebral: aumenta las conexiones dentro del cerebro y, con ello, la capacidad para adquirir habilidades y mejorar las ya existentes; permite además memorizar y asociar ideas de una mejor manera. La actividad física también favorece la producción de sustancias que mejoran la concentración, disminuyen el estrés y regulan el descanso.
Descansar, dormir y reír favorecen la estimulación alternada de varias zonas del cerebro, lo que incrementa la capacidad de retener, de conceptualizar y de abstraer.
El juego es uno de los principales soportes de un buen aprendizaje. La mezcla de diversión, retos, movimiento, risa e interacción social estimula todas las áreas cerebrales implicadas en el aprendizaje. Además, favorece los procesos de desarrollo y madurez cerebral.