martes, 7 de febrero de 2017

Retrasemos la escritura y las tareas para los niños



Esta semana el Ministerio de educación de Chile, a través de su portal web, pidió no apurar la lectura en el jardín infantil para los niños de 0 a 6 años. La subsecretaría de Educación Parvularia de dicho Ministerio expresó: “como Subsecretaría hemos detectado con preocupación que muchos establecimientos han dejado de lado la formación integral y las metodologías lúdicas, concentrando sus esfuerzos en lograr que los niños y niñas egresen del kínder leyendo, escribiendo y sumando, lo que genera un gran desgaste innecesario en los párvulos, las familias y las educadoras”.

También, el Ministerio de Educación de Perú, desde el año 2013, planteó que los niños de la educación inicial no deben llevar tareas al hogar y alertó a padres de familia o acudientes sobre “las implicancias que tiene en la formación de los niños menores de 6 años apresurar los aprendizajes y no garantizar uno de los pilares de su formación: el juego.” Vanetty Molinero, Directora de Educación Inicial de dicho Ministerio, sostuvo que en los últimos años la educación inicial se volvió “muy académica por la demanda del mercado, pues hay padres que matriculan a sus hijos donde les ofrecen enseñarle computación, karate, aritmética, inglés y hasta chino, entre otras materias”.

Además, la Revista Semana publicó un video del Cineasta estadounidense Michael Moore, el cual en 10 minutos muestra las características y virtudes del sistema educativo Finlandés, uno de los mejores del mundo según la Ocde. Allí, la educación es pública y los niños aprenden a leer a los 7 años, y no a los 5 o 6 años como sucede en Colombia. Así mismo, las tareas para la casa son casi inexistentes, aún para los jóvenes. Adicionalmente, en Finlandia se acepta que a los jardines infantiles, a las escuelas y a los docentes les interesa la felicidad de los estudiantes para aprender, por ello en este país priman en las actividades escolares la integración, el trabajo en equipo, el juego y la alegría.

Se ha hablado en anteriores artículos que los maestros y la escuela deben entender que cada niño y cada estudiante son diferentes, y que ellos cambian con la edad y el entorno en el cual se desarrollan. Además, el Ministerio de Educación Nacional y las Secretarías de Educación conocen que las características socioculturales y aún económicas de las regiones, inciden en las formas de educar, como también en los proyectos pedagógicos que los maestros realizan en el aula con los niños y los padres de familia. Por lo anterior, los juegos, las rondas, los deportes y las expresiones artísticas no se pueden estandarizar.

Los maestros me comentan que quienes más exigen que se enseñe a leer y a escribir, así como que se dejen tareas escolares para la casa a los niños entre 4 y 6 años, son los padres de familia o los responsables de los estudiantes. Más grave, muchos adultos, y aún docentes, están convencidos que cuando los niños entre 4 y 6 años aprenden a leer, a escribir y a hacer algo de matemáticas (sumas y restas), esto es sinónimo de buena educación, de buenos colegios y de buenos maestros.

Es necesario cambiar, los rectores y los docentes deben explicar a los padres de familia que, cuando nos comparamos con otros países, la educación colombiana es de buena calidad, que los jóvenes y adultos colombianos leen muy poco y que en las pruebas de lectura y escritura no nos va bien, aún a los estudiantes de colegios de élite. Recordemos que en Colombia se leen 2,2 libros en promedio por habitante/año, cifra muy baja cuando se compara con otros países: 2,9 México, 4 Brasil, 4,6 Argentina, 5,4 Chile, 10,3 España, para no mencionar países donde se leen más de 20 libros por año, además de la pobreza y el bajo nivel educativo de la mayoría de los adultos colombianos.  Tenemos que preguntarnos por qué no leemos.

Sostengo que la calidad de la educación es un asunto complejo de lograr que requiere reformas, recursos, apoyo a la profesión docente y el interés de la sociedad por la educación. Ojalá, a futuro, la educación se convierta en una prioridad de país. Sin embargo, la escuela y los maestros pueden incidir desde ya con pequeñas acciones pedagógicas, tales como priorizar el juego y la felicidad de los estudiantes para aprender; esto supone cambiar creencias y rituales establecidos con los niños de Colombia en las escuelas. La alegría de ver y oír a un niño escribir, leer, sumar y restar a los 5 años puede ser frustración a los 14 o 15 años cuando el joven deteste la lectura o las matemáticas.

La iniciación al lenguaje escrito y a la lectura para los niños 4 y los 6 años se puede realizar desde el juego, de manera natural. Mientras en el aula el niño juega, comparte y realiza acciones en grupo y con padres de familia, el maestro debe ayudar a lograr que el niño explore, se comunique y piense de manera creativa. Carolina Grellet, investigadora del Departamento de Educación de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, sostiene que “el juego es una actividad irremplazable para desarrollar la capacidad de aprendizaje del niño, un medio de expresión y de maduración en el plano físico, cognitivo,psicológico y social” (UNESCO, El juego entre el nacimiento y los 7 años).