domingo, 9 de julio de 2017

Cosas que te pueden pasar si llevas el sillín de la 'bici' demasiado alto


JAVIER BARBANCHO/ÁLVARO UNDABARRENA/ÁLVARO MATILLA

Algo tan sencillo como colocar el sillín a la altura adecuada puede convertir una ruta de ensueño en una pesadilla para las lumbares. Un detalle aparentemente tan sutil como llevar el manillar demasiado bajo puede provocar una contractura cervical. Sobre la bici, todo cuenta... para bien y para mal. Empezando por el preciso instante en el que atravesamos el umbral de la tienda para adquirir una nueva. "No somos vendedores, somos consejeros. Y lo primero que decimos a los que nos piden ayuda es que tengan claro el uso que quieren darle a la bici para escoger el modelo que mejor se adecue a sus necesidades. Obviamente, no es lo mismo salir de paseo un par de veces a la semana que competir en un triatlón", explica Antonio Pastor, encargado de Mammoth (Fuente del Berro, Madrid). 

Para rodar en carretera, Pastor destaca tres tipos de bicicletas con sus respectivas características: "Ligeras y aerodinámicas, las escaladoras son ideales para un uso deportivo. Las de gran fondo, más cortas, permiten hacer más kilómetros con una mayor comodidad y son perfectas para el usuario medio que salga dos o tres veces a la semana. Y, por último, las aero, que tienen un perfil más penetrante en el aire, se suelen utilizar en triatlón". Mientras que en montaña distingue entre "largas, que son más aerodinámicas y cortas, más cómodas". 

En cuanto a las ruedas, existen tres tamaños. "26 pulgadas, que están en desuso y ya casi no se fabrican; 27,5, sustitutas de las anteriores, son las que más utiliza la gente que se inicia en la montaña o en competiciones más extremas;y 29, las más vendidas, que se utilizan para competición". 
TALLA

El siguiente paso, tras definir el modelo que mejor se ajusta a nuestro perfil sería averiguar cuál es la talla correcta. "Se elige por la altura, la medición de la entrepierna -con la espalda apoyada contra la pared, sujetamos un libro entre las piernas a la altura del tiro del pantalón y medimos la distancia que hay entre la parte superior del lomo del libro hasta el suelo- y el antebrazo (medimos desde el codo hasta el dedo corazón, por la parte interior del brazo)". En el caso de los más avezados, se recomienda, además, realizar "un estudio biomecánico".

Escogida la medida adecuada, antes de lanzarnos a sumar kilómetros, es indispensable realizar un buen reglaje, empezando por la altura del sillín. Para saber dónde colocarlo, los expertos utilizan una sencilla fórmula: multiplicar la altura que hay desde el suelo hasta nuestra entrepierna por 0,885. El resultado se trasladaría, con una cinta métrica, a la bicicleta, midiendo desde la biela hasta la parte alta del sillín. Otra opción, aparentemente más sencilla: "Subirse a la bici y colocar los pies en los pedales sin estirar las piernas por completo", explica el experto de Mammoth.

Llevar el sillín a la altura perfecta es mucho más importante de lo que parece porque, de lo contrario, puede llegar a provocarnos algún tipo de molestia o lesión. "Si está muy alto, iremos de puntillas y tendremos problemas en isquiotibiales, gemelos y lumbares. Y, si está muy bajo, iremos casi sentados y podemos sufrir problemas en los cuádriceps, dolor en la columna", asegura Jaime Menéndez de Luarca, entrenador superior de triatlón. Con 16 participaciones -con éxito- en la categoría Ironman a sus espaldas, Menéndez de Luarca conoce muy bien la importancia que tiene cada detalle sobre la bicicleta: "También es muy importante la altura a la que llevamos el manillar. Más alto no equivale a más cómodo; lo normal es que esté algunos centímetros por debajo del sillín. Si lo tenemos muy lejos se nos cargarán los trapecios y si pecamos de lo contrario, puede generarnos problemas en las cervicales", asegura el triatleta. 
PUESTA A PUNTO

Siempre que hayamos estado un tiempo sin utilizar una bicicleta, recomienda "prestar atención al inflado de los neumáticos y a la lubricación de la transmisión (cadena), ya que son dos aspectos que influyen directamente en el disfrute del ciclismo. Por supuesto, es vital verificar que los frenos funcionan correctamente, es decir, que nos detienen donde y cuando queremos". Estos deben tener "un tacto directo y modulable". Si la maneta tiene mucho recorrido, se verá "mermado el poder de frenada" y, si tiene muy poco, "perderemos modulación", asegura el triatleta. En cualquier caso, si tenemos alguna duda, "una revisión integral en la que no haya que cambiar piezas cuesta alrededor de 50 euros".

Por si alguno tenía alguna duda, Menéndez de Luarca recuerda, además, que "la grasa de la cadena no es eterna". Si tenemos una bici de montaña hay que "limpiarla y engrasarla cada dos días" y si es de carretera, "cada dos semanas o más a menudo si llueve o montamos por un terreno con mucho polvo".

Las bicis con amortiguación, si no se revisan, suelen "perder carga en el amortiguador; hay que inflarlas periódicamente si son neumáticas".
REPARAR PINCHAZOS

Todavía hay más. "Los cables de cambio deberían cambiarse una vez cada año si se usa la bicicleta con cierta frecuencia. Si no se hace, el tacto, al cambiar de marcha, será muy desagradable y el cambio poco preciso". 

Menéndez de Luarca aboga por que «el ciclista que salga a montar de modo regular sea autosuficiente». Los neumáticos de última generación se pinchan mucho menos que hace 20 años, pero "todos pincharemos antes o después y tirar de móvil no es la solución". Por eso, aconseja llevar siempre "un kit para reparar pinchazos con: cámara de repuesto, herramientas para desmontar el neumático y una bomba". Reparar un pinchazo es muy sencillo "si tenemos predisposición a aprender cómo se hace y a alguien más experto que dedique 15 minutos a enseñarnos con paciencia". Así que... tomen nota y... ¡feliz rodaje!