viernes, 4 de mayo de 2018

Aprende a identificar las emociones de tu gato

 
El secreto está en su lenguaje corporal, por eso debes tener presentes estas señales para que puedas sortear las diversas situaciones. 

Todos los dueños de gatos están expuestos a sufrir un rasguño o mordeduras en algún momento del día, así como explosiones de amor y peticiones de comida en determinadas horas, que deja una incógnita abierta acerca de qué es lo que quiere el animal realmente.

Esto ha hecho que el mundo felino se convierta en toda una paradoja que parece no tener una solución obvia, pues sumado a esos comportamientos, se encuentran otros aún más extraños que suelen ser recurrentes y no hay forma de preguntarles por qué lo hacen.

Tal vez no puedas entablar una conversación, pero sí puedes aprender a reconocer algunas de las posturas con las que suelen demostrar sus emociones, en donde la cola juega un papel muy importante.


“Hay que tratar de hacer una lectura de la posición del gato, porque a veces como humanos somos imprudentes. Ellos nos dan como unas alertas y nosotros no los entendemos e insistimos en provocar situaciones en las que ellos están demostrando que tienen miedo, irritación o que tienen incertidumbre”, dijo Ana Gallo, etóloga especialista en gatos.

La especialista también recomendó el libro ‘Todo sobre la psicología del gato’, del que nos basamos para completar la información que encontrarás a continuación.

Señales que debes tener en cuenta

Amistosas

Para identificar que tu gato se encuentra con toda la disposición de interactuar contigo, con otra persona o animal, basta con mirar la posición y forma de su cuerpo y cola. Generalmente te recibirá en casa o te pedirá comida con su cola en alto, pero sin ningún tipo de tensión exagerada y con el pelo completamente liso. Esto significa que está feliz. 

Su cuerpo dirá lo mismo, pues tendrá una posición natural, con sus bigotes en la posición habitual, la pupila de sus ojos sin dilatar y siempre en la búsqueda de una interacción, por lo que querrá frotarse con tus piernas o tener algún contacto.


Gif: Giphy

Su expresión facial te parecerá amistosa, puesto que sus orejas están elevadas, tal vez atentas a lo que acontezca, pero completamente naturales y dirigidas hacia ti. No desaproveches estos momentos, pues es en ellos donde estás expuesto a la mayor explosión de amor y caricias acompañados de ronroneos.

El que la cola no esté completamente erguida y lisa no significa que el gato esté agresivo o asustado, pues en momentos de juego y excitación también es común verla levantada, pero con una curvatura hacia adentro o hacia afuera.

Agresividad o enfado

Notar que el felino no está en un estado equilibrado es bastante fácil. Simplemente su cuerpo te dirá que deberías guardar un poco de distancia, si no quieres resultar herido y confundido. Recuerda que hay muchas cosas en el entorno que pueden llegar a estresarlo, como sonidos fuertes, comportamientos violentos o incluso movimientos tuyos que no le agraden.

La primera señal de alerta te la dará su cola, que presentará movimientos suaves de lado a lado en un inicio, como tratando de decir que no está de humor y que vuelvas en otro momento. Si tienes gatos, vivirás esto a diario.


Las cosas cambian cuando los movimientos se vuelven más frenéticos y evidentes. En ese punto ya el enfado se ha hecho fuerte y seguramente vendrá acompañado de una acción agresiva. De ahí tantas mordidas y rasguños.

Pero hay una situación en la que jamás deberías intervenir, que es en la que el gato ya se encuentra en cólera, con una agresividad que emana por cada extremidad de su cuerpo, iniciando por sus bigotes y terminando en la punta de su cola.

Lo más visible será la postura rígida y esponjada de su cuerpo y cola, que usa como un mecanismo para hacerse ver más grande, imponente y seguro de sí mismo. las garras estarán expuestas, así como sus dientes y bigotes, siempre esperando el momento más adecuado para iniciar el ataque.


Debes estar muy pendiente de la posición de sus orejas, que en estas situaciones estarán agachadas hacia los lados o hacia atrás. Sus pupilas se verán dilatadas en algunos de los casos. 

Miedoso

Esta es otra de las emociones que puede desencadenar una reacción agresiva de tu gato en contra de una persona o animal. Si lo ves agazapado, con la cola entre las patas o erizada, pero a una altura baja, es porque algo ha provocado que tu mascota sienta miedo o un peligro inminente para su vida.


Sus desplazamientos van a ser con su vientre y pecho muy pegados al piso, así como en los momentos en que se detenga. Sus orejas y bigotes estarán pegados a su cabeza y buscará un escondite. 

La cola entre las patas o muy baja también puede ser sinónimo de frustración, por no haber encontrado su juguete o porque no pudo cazar su presa.

Neutro

Las otras situaciones cotidianas de tu gato no le causarán mayor emoción, como es habitual, por lo que corresponde una corporalidad bastante relajada, con su cola caída, unos ojos perezosos y literalmente ignorará todos tus intentos por llamar su atención.


Usualmente está buscando esa interacción que podrías llegar a estresar a tu gato, por lo que debes entender que ellos son amantes de su espacio y libertad. Lo ideal es que se mantengan emocionalmente neutros la mayor parte del día, como suele ser habitual. 

Recuerda que tú debes ser el que controla las situaciones complicadas que pueden desequilibrar a tu gato, por medio de movimientos suaves que le regresen la calma y seguridad. También es necesario tener precaución si la situación se torna violenta, con el fin de prevenir un ataque que te pueda causar heridas serias.